Miércoles, 23 de junio de 2021

El presidente de la institución insular, Pedro Martín, ha asegurado que el resultado del trabajo minucioso y exquisito realizado en el altar dedicado a Nuestra Señora de los Remedios devuelve a la ciudad y a la isla esta obra, de principios del siglo XVIII, realizada por el artista Antonio Francisco de Orta

El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, ha agradecido al Cabildo su compromiso con la recuperación de bienes eclesiásticos, y más concretamente, “del retablo más importante con el que cuenta nuestra provincia”, cuya financiación, 159.000 euros, procede de la institución insular, fruto de un convenio rubricado con la entidad eclesiástica

La restauradora, Candelaria García, ha asegurado que el trabajo realizado ha sido “el reto más importante que he afrontado en mi extensa carrera”, y que el objetivo prioritario ha sido el de conservar al máximo la obra original, intentando mantener sus valores funcionales, artísticos, estéticos e históricos

El presidente del Cabildo de Tenerife, Pedro Martín, ha presentado hoy el resultado de la obra de restauración del retablo de Nuestra Señora de los Remedios, de la Catedral de La Laguna. “Se trata de un trabajo minucioso y exquisito, el que ha realizado el equipo de la restauradora Candelaria Gil y que permite devolver a La Laguna en particular, y a la isla en general, una obra de principios del siglo XVIII y de valor incalculable”.

Martín ha asegurado que, con esta restauración, que ha supuesto una inversión por parte de la institución de casi 159.000 euros, “debemos estar orgullosos y orgullosas de la apuesta que debemos realizar las administraciones públicas para conservar recursos culturales como éste, digno de poder ser contemplado, tanto por las personas que nos visitan, interesadas por el rico patrimonio del que dispone la isla, pero también por nuestra población local”.

El obispo de la Diócesis Nivariense, Bernardo Álvarez, ha expresado, por su parte, la gratitud hacia el Cabildo de Tenerife por hacer posible la restauración de esta obra, ubicada en la Catedral de La Laguna, sede de nuestra diócesis”. Y añadió que “este acto transciende a este templo, pero también al municipio y a la isla, porque se trata de una obra de la que tenemos que estar orgullosos”.

El alcalde de La Laguna, Luis Yeray Gutiérrez, afirmó que la recuperación del retablo “crea un valor añadido a esta ciudad” y agradeció “el cariño con el equipo de restauración ha realizado este trabajo”. Expuso que “quienes estamos al frente de las instituciones tenemos un compromiso para que no se olvide nuestra historia, nuestra cultura y nuestro patrimonio. Fruto de ese compromiso y de la colaboración entre administraciones es este retablo que hoy recuperamos”.

Por su parte, el director insular de Planificación del Territorio y Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife, Emilio Fariña, expresó la relevancia de esta actuación, realizada en el que es el mayor retablo de Canarias y que, además, está vinculado al Bien de Interés Cultural con categoría de monumento, de la Catedral de San Cristóbal de La Laguna. Una muestra del compromiso y de la necesidad de la existencia del principio de colaboración entre el Cabildo de Tenerife y el Obispado, con el fin de conservar los bienes de naturaleza eclesiástica y cumplir con la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias.

El proceso de restauración

La restauradora Candelaria García, expuso, por su parte, cómo se había llevado a cabo el proceso para la recuperación de la obra, realizada por el lagunero Antonio Francisco de Orta en 1715, y que representa aspectos del barroco y del rococó. Aseguró que su deterioro fue fruto de sus cambios de ubicación, de procesos inadecuados de conservación y restauración previos al actual y de las obras que se llevaron a cabo en la Catedral lagunera entre 2002 y 2014.

García reconoció que esta restauración ha sido el “reto más importante que he afrontado en mi extensa carrera”, y que el objetivo prioritario fue el de “conservar al máximo la obra original, intentando mantener sus valores funcionales, artísticos, estéticos e históricos”; de tal manera que se realizó un análisis previo físico químico, además de un estudio fotográfico.

Posteriormente, se realizó un minucioso proceso de reconstrucción de las piezas más dañadas, así como un fortalecimiento de su estructura y limpieza de la misma, para finalizar con la fase de policromía y dorado, con el fin de finalizar el trabajo manteniéndolo lo más semejante posible a la pieza original.