El Cabildo Insular, a través de la Sociedad Insular para la Promoción de las Personas con Discapacidad (Sinpromi) apoya con 5.000 euros un proyecto destinado al bienestar social de las personas sordas y sus familias que desarrollará la Federación de Asociaciones de Personas Sordas de las Islas Canarias (Fasican), y que será posible gracias a un convenio de colaboración suscrito entre la consejera insular de Acción Social, Cristina Valido, y el presidente de Fasican, Óscar Luis Hernández.

La también vicepresidenta insular Cristina Valido recordó que la integración social y laboral de las personas con discapacidad es uno de los objetivos prioritarios de la política social del Cabildo. “Con este apoyo queremos facilitar la integración de las personas sordas, garantizando una verdadera igualdad de oportunidades para toda las personas independientemente de sus capacidades”. Cabe recordar que Canarias cuenta con unas 30.800 personas con discapacidad auditiva.

Fasican destinará este apoyo económico del Cabildo a desarrollar el programa Promoviendo la mejora del bienestar social de las personas sordas y sus familias, que consiste en dos proyectos de intervención. El primero es el proyecto Signos y apoyo a la promoción social de las personas con discapacidad, el cual permitirá a Fasican seguir ofreciendo una atención especializada al colectivo, eliminando barreras de la comunicación gracias al servicio de intérprete de lengua de signos, además de otras actuaciones destinadas a visibilizar la discapacidad auditiva.

El segundo proyecto, denominado Atención al entorno de las personas sordas para la integración sociofamiliar, ofrece un servicio especializado y dirigido a quienes tienen discapacidad auditiva que tratará de apoyar y favorecer su proceso de integración, comunicación e interacción familiar, ajustándose a las especificidades del núcleo familiar, siendo a su vez beneficiarios del presente proyecto profesionales, recursos públicos y/o privados, así como la sociedad en general.

Según Fasican, en la actualidad, y a pesar de la legislación existente en discapacidad, las personas sordas siguen sufriendo barreras que las colocan en situación de vulnerabilidad y desventaja social, lo que repercute negativamente en su promoción, autonomía y calidad de vida. Las barreras de la comunicación, antes aludidas, suponen para estas personas un gran obstáculo para su integración.