El Cabildo de Tenerife, a través del Programa de Dinamización Sociocultural e Intervención Social Ansina, organizó una nueva edición de la actividad de promoción del turismo interior y envejecimiento activo Nuestros guías, los mayores, gracias a la cual unos 80 mayores de La Laguna visitaron el casco histórico de Vilaflor, una localidad con variados atractivos históricos, patrimoniales y medioambientales.

La consejera insular de Acción Social, Coromoto Yanes, subrayó la importancia de esta actividad para las personas mayores, motivándolas a ser protagonistas de su propio tiempo libre y enriquecimiento cultural. Recordó que los voluntarios que hacen de guías para otras personas mayores fueron reconocidos recientemente en los Premios Valores Humanos de Ansina, que cada año convoca el Cabildo de Tenerife.

En concreto, un grupo de 80 personas pertenecientes a las asociaciones de mayores laguneras Benchomo (La Cuesta) y Beneharo (San Miguel de Geneto), así como la asociación de la Tercera Edad de La Guancha se desplazaron hacia el pueblo más alto de España para comenzar su periplo visitando el Pino Gordo, el ejemplar de pino más grueso de Canarias, con un perímetro de unos 8 metros y una altura de 45 metros.

El grupo se desplazó después hacia Los Lavaderos, donde cuatro lavanderas de la zona brindaron un espectáculo de lavado de ropa gigante a la antigua usanza y ofrecieron un exquisito licor realizado por ellas mismas. Estos lavaderos, que datan de principios del siglo pasado, están compuestos por una serie de pilas de piedra molinera de unos cinco metros de largo, con una serie de atarjeas de piedra en forma de cruz por donde se distribuye el agua.

Después entraron al Santuario del Santo Hermano Pedro, templo bajo la advocación de Pedro de San José de Betancur, primer santo canario, que nació en Vilaflor. También conocieron la historia de la Casa de los Soler, el mejor ejemplo de casa solariega noble y rural de Tenerife. La ruta prosiguió por la iglesia de San Pedro, en cuyo interior hay retablos y tallas escultóricas, destacando especialmente la imagen del apóstol, realizada en alabastro, que data de mediados del siglo XVI.

Finalmente visitaron el molino de Vilaflor, que fue mandado a construir por Pedro Soler de Padilla en el año 1644, y que dejó de funcionar en 1915, siendo su último molinero Antonio apodado Melitón. Hoy en día los arcos y el cubo del molino se encuentran casi en perfecto estado, tanto en su interior como el exterior del mismo.

El Programa Ansina quiere fomentar con la actividad Nuestros guías, los mayores el enriquecimiento cultural de sus destinatarios, dando a conocer otros espacios de gran interés que se localizan en diferentes puntos de la Isla, además de favorecer un envejecimiento activo y saludable.