TEA Tenerife Espacio de las Artes, centro de arte contemporáneo del Cabildo, presentó hoy

[miércoles 19] Estar aquí es todo, una exposición que descubre las creaciones más recientes de Gonzalo González (Los Realejos, 1950), un artista cuya obra está en su apogeo, en su mejor nivel. El director insular de Cultura y Educación en funciones, José Luis Rivero; el director artístico de TEA, Gilberto González; el comisario de la muestra, Ramiro Carrillo, y el artista Gonzalo González dieron a conocer los detalles de esta muestra.  

José Luis Rivero, que recordó que esta exposición se inaugura mañana [jueves 20] a las 20:00 horas y que se podrá visitar hasta el 20 de octubre, de martes a domingo de 10:00 a 20:00 horas, destacó la importancia de la misma ya que en ella se recoge las diferentes líneas del trabajo reciente del artista y las presenta de una manera en la que se percibe su coherencia y lo que persigue con su obra. Cerca de 800 piezas conforman esta individual en la que hay fotografías, esculturas, pinturas, dibujos y vídeos. Son obras inéditas que han sido realizadas en estos últimos seis años.

Esta nueva exposición es toda una experiencia visual que le permitirá al visitante sumergirse en el universo poético de este autor y descubrir sus últimas creaciones. “Es una exposición rotunda, con un título rotundo. Es un todo especial que Gonzalo González y su obra estén en este espacio”, agregó.

Durante el acto de presentación -que también contó con la asistencia de la responsable de Asuntos Corporativos y Comunicación de Japan Tobacco International (JTI) en Canarias, Alejandra Corbera, empresa que patrocina esta muestra- Rivero agradeció el importante apoyo de JTI en la producción de este proyecto y valoró que aportaciones como las que realiza esta empresa contribuyen a preservar el legado cultural y hacerlo accesible a toda la sociedad.

Gilberto González detalló que esta no es una antológica del artista, “es una traslación de su trabajo actual en la que se pueden destacar las principales líneas de su trabajo” y puso en valor “la coherencia y la investigación” de sus obras. Asimismo, del trabajo de Gonzalo González destacó “el dibujo como un gesto de concreción” así como su poética, el gesto y la resistencia de alguien “que cree en el arte como un hecho, como algo artesanal, como algo sustancial a la vida”. “Su arte, sus obras, son fundamentales para explicar los últimos cuarenta años del arte en Canarias. Este es un ejercicio expositivo que nos acerca a la intimidad del estudio de Gonzalo”.

Ramiro Carrillo explicó que Gonzalo González es uno de los artistas más importantes de Canarias y que su discurso está en plena evolución. De ahí que a la hora de plantear esta muestra tuvieran como premisa que ésta tendría que hacer ver las ideas que el artista ha ido dejando en sus trabajos en los últimos años”. Y es que Gonzalo González no es un artista de obras aisladas sino de discursos. “Sus creaciones siempre tienen que ver con otras obras y para comprender bien su trabajo es importante ver cómo evoluciona en el tiempo. Y pese a que la suya sea una obra muy diversa desde el punto de vista formal (realiza dibujos, esculturas y objetos, pinturas y recientemente, también fotografías), se aprecia en ella un mismo hilo conductor: el de su interés por el lenguaje visual, por la memoria cultural, por la mirada y por el silencio”, avanzó el comisario. Carrillo señaló además que la exposición se complementará con una serie de actividades paralelas, entre las que se encuentran, visitas guiadas, talleres didácticos, ciclo de cine, presentación del catálogo y una mesa redonda.

Por su parte, Gonzalo González afirmó que con esta muestra pretende “mostrar una manera de afrontar el hecho creativo sin muchas estridencias”. En este sentido señaló que cuando trabaja le interesa “mucho la idea de que el concepto de que lo que miramos, lo que vemos, lo reconocemos porque previamente lo hemos vivido”. “Considero que la cultura está compuesta por memoria y creo que la labor del creador es trabajar con la esos fragmentos para llevar las ideas a un sitio o a otro”, apostilló el creador que ha realizado más de cincuenta exposiciones individuales durante sus cuarenta años de trayectoria.

Estar aquí es todo se estructura en seis espacios con ambientes distintos en los que pueden verse tanto las diferencias en sus líneas de trabajo como sus continuidades. Formalmente, las obras están agrupadas por formatos, hay un gabinete de esculturas y también una sala dedicada a lo gráfico, pero la idea es que se perciban las relaciones que hay entre estos aspectos más allá de las cuestiones meramente formales.

Gonzalo González es un apasionado lector de poesía y con frecuencia dialoga con los autores, se inspira en ellos para su trabajo. De ahí que haya sacado el título de esta muestra de un poema de Clara Janés publicado en su obra El libro de los pájaros. “Este poema, que expresa la importancia de la presencia, del presente, conecta mucho con lo que el artista, de modo muy general, busca expresar”, explicó el comisario Ramiro Carrillo quien adelanta que en la sala hay tres vídeos, tres piezas experimentales que son ejercicios de silencio inspirados en la poesía haiku.

Ramas solitarias y desnudas, jardines aislados, flores sin pétalos, tuneras de madera, hojas de esmalte o nubes de aluminio aparecen en esta propuesta remitiendo a la naturaleza. Y es que Gonzalo González es un artista que se ha acercado a la naturaleza a través de la cultura. Sin embargo -detalló Carrillo- “él no pinta paisajes porque le interesa la naturaleza, sino que pinta paisajes porque le interesa la pintura”.

En este sentido aclaró que “la pintura (y la escultura, el dibujo, la poesía y la música) de paisaje es interesante porque traduce a lenguaje la experiencia de la naturaleza, eso nos hace pensar que la misma experiencia de la naturaleza que tenemos es también algo artificial, cultural. Las formas en que el ser humano se relaciona con el entorno son formas culturales, aprendidas. Cuando hablamos de naturaleza estamos hablando de muchas cosas, y esas cosas tienen mucho que ver con discursos humanos y poco con lo que la naturaleza, por si misma, es. A Gonzalo González le interesa todo ese tipo de discursos, en especial los que se han desarrollado en el arte a través de la práctica del paisaje”.

Otras de las piezas que se pueden ver en esta exposición -como Nocturno o Habitat– aluden a la idea del hogar, no como el núcleo del espacio familiar sino como el espacio del ser. Y es que en la poesía mística la casa es la metáfora del hogar del alma, de la esencia del ser. También se nutre la muestra de diversas series como las de Interiores de cal, La suite o Jardín de cámara.

Pero es una gran obra, un políptico formado por cerca de 600 acuarelas, la que le da la bienvenida al visitante. Lo que escuchas de mí es el mar (2012-2016) es una pieza increíble que habla del horizonte y que se inspira en una obra de Caspar David Friedrich de 1818, Monje frente 

al mar (un cuadro emblemático del Romanticismo porque plantea una relación trascendente del ser humano con la naturaleza, vista como la expresión de la inmensidad de la creación). En esta obra Gonzalo González ha recreado la mirada de ese monje, una persona que mira al horizonte, una y otra vez.

“Cada una de esas acuarelas es una pieza realmente deliciosa, son de estas obras en las que uno se recrea, para luego pasar a la siguiente, y a la otra, y a la otra, casi hasta el agotamiento porque nadie tiene la capacidad visual de apreciar tantos cientos de imágenes… la belleza de la primera se pierde, se diluye en el cansancio de la mirada. Tiene mucho de ironía esa trascendencia agotadora. Esta obra se relaciona de una manera especialmente íntima con el título de la exposición; alguien puede mirar al horizonte buscando la trascendencia, pero si mira muchas veces, muchas, se dará cuenta de que el horizonte es sólo una palabra. Allí no hay nada”, subrayó el comisario.

Gonzalo González inicia en 1969 los estudios de Bellas Artes en la Universidad de La Laguna, finalizándolos posteriormente en 1974 en la Universidad Complutense de Madrid. Tras un breve ejerciendo como docente, abandona esta actividad para dedicarse exclusivamente a la creación. Paralelamente a su obra pictórica y escultórica, ha desarrollado un extenso trabajo como dibujante, ilustrador, grabador y escenógrafo. Es miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Miguel Arcángel.

En el año 1975 celebra su primera exposición individual, presentando en la Galería Yles de Las Palmas de Gran Canaria su serie Homotecas. Desde entonces ha expuesto su obra en casi medio centenar de exposiciones individuales así como numerosas colectivas.

Su trabajo ha estado presente en muestras celebradas en Madrid, Barcelona, Sevilla, La Coruña, Gran Canaria, Palma de Mallorca, Santa Cruz de Tenerife. Trieste (Italia), Colonia (Alemania), Milán (Italia), Viena (Austria), Bolonia (Italia), Burdeos (Francia), La Habana (Cuba), Caracas (Venezuela) y Nueva York (Estados Unidos).

Tiene en su haber más de una treintena de publicaciones dedicadas a su obra, entre otras: Gonzalo González, de Carlos Eduardo Pinto y Eduardo Westerdahl (1982); Dibujos, por Pedro González (1995); Océanos, de Alesandro Rosada (1994); Imágenes para una visión, de Nilo Palenzuela (1994); Escenas de humo, de Ramón Salas (1998); Archipiélagos, Carlos Díaz-Bertrana (1999); Cuadernos del paseante estático, por Andrés Sánchez Robayna (1999); Mar adentro, de Alejandro Krawietz (2002); Paraíso, por Nilo Palenzuela (2003); Jardín del Paraíso, por Rafael-José Díaz (2003); Flora urbana. Ejercicios de equilibrio, por Ramiro Carrillo (2004); e Interiores y patios, Alejandro Krawietz, Jorge Gorostiza, Ramiro Carrillo y Ramón Salas (2005).