El Parque Nacional del Teide ampliará, a partir de noviembre, su red de estaciones meteorológicas para evaluar el impacto de la variabilidad climática y contribuir así a la investigación, modelización y predicción climatológica. La instalación de dos nuevas infraestructuras de este tipo, que se unirán a las cinco ya existentes, se enmarca dentro de un programa global de seguimiento del cambio climático que lleva a cabo el Organismo Autónomo de Parques Nacionales.

Dichas estaciones funcionan durante todo el año y son capaces de registrar valores como la temperatura, las precipitaciones, el viento y la radiación cada diez minutos. Del mismo modo, cumplen con los requisitos del ‘Global Climate Observing System (GCOS)’, la Red Mundial de Observación Climatológica.

Una vez concluida esta acción, serán siete las infraestructuras que estarán operativas en el Teide y que se distribuirán por distintas zonas del Parque Nacional. Las cinco estaciones actuales se encuentran en la base de la caldera de Las Cañadas, las cuales se complementan con otras dos estaciones similares con las que cuenta la Aemet en Canarias, en Izaña y el Parador.

La Red se complementará con la instalación de dos nuevas estaciones, a 2.700 y 3.200 metros respectivamente, que permitirán obtener información precisa relativa a las implicaciones del gradiente altitudinal del pico Teide.

Temperatura en aumento en las cumbres del Teide

La presencia de estas estaciones en las cumbres del Teide es fundamental porque, es precisamente en estos lugares, donde el cambio climático se nota con mayor intensidad. La temperatura en estas altitudes lleva más de setenta años aumentando a un ritmo superior a una décima y media de grado por década. Este es un calentamiento superior a la media de Tenerife, que se sitúa en una décima de grado por década, y superior al de la media global.

Durante los últimos treinta años el calentamiento en el Parque Nacional se ha acrecentado y, de seguir así, las temperaturas en primavera podrían situarse en cuatro grados por encima de las registradas hace pocas décadas.

Del mismo modo, los efectos del cambio climático son ya patentes en los ecosistemas de altura, como el del Teide, y serán objeto de debate en unas jornadas de divulgación y conservación del retamar que se celebrarán en noviembre con la participación de expertos y varios colectivos investigadores de diferentes instituciones científicas.

Por último, los parques nacionales de Picos de Europa, Sierra Nevada, Cabrera, Ordesa y Monte Perdido, Cabañeras, Islas Atlánticas y Taburiente también participan en el programa de seguimiento global del Organismo Autónomo de Parques Nacionales.