Los agentes de Medio Ambiente y de Fauna del Cabildo tratarán de prevenir, controlar y actuar ante posibles hechos que afecten al ecosistema del acantilado de Los Gigantes

Isabel García, consejera del Área de Medio Natural, ha asegurado que “la gran afluencia de visitantes puede llegar a comprometer la conservación del especies como el águila pescadora, por lo que es fundamental el trabajo de control y seguimiento”

 

El Cuerpo de Agentes de Medio Ambiente del Cabildo de Tenerife, en colaboración con la Unidad Funcional de Fauna del Cabildo, intensificarán los servicios de vigilancia y seguimiento ambiental en toda la costa, con el objetivo de prevenir, controlar y actuar ante posibles hechos que pudiesen constituir infracciones administrativas y/o causar un perjuicio al ecosistema en el sector suroccidental de Tenerife, concretamente en los acantilados de Los Gigantes.

El seguimiento se realizará por mar y tierra, y en éste se velará con especial cuidado por el cumplimiento de la normativa durante los servicios de vigilancia. Además, los Agentes de Medio Ambiente del Parque Rural de Teno contactarán de nuevo con empresas de turismo activo y similares, que ejercen su actividad en los acantilados de Los Gigantes, así como con particulares y personal de gestión de puertos deportivos, para informar  sobre  los valores, la fragilidad de este entorno, la normativa existente, así como la necesidad de adoptar unas conductas responsables por parte de todas las personas que trabajan o disfrutan de estos  acantilados,  especialmente durante el periodo de cría del águila pescadora o guincho, de enero a agosto.

Los acantilados de Los Gigantes, “una auténtica muralla de más de 400 metros de altura. Además de constituir un imponente paisaje, es el hogar de una enorme y singular biodiversidad, que cuenta con algunas especies amenazadas como el águila pescadora o guincho, como se le conoce en Canarias, el lagarto gigante de Tenerife o la siempreviva de Guergue”, ha indicado la consejera del Área de Medio Ambiente y Seguridad, Isabel García.

“En las últimas décadas, este lugar está siendo testigo de una relación estrecha entre naturaleza y desarrollo turístico, debido a las numerosas actividades recreativas y deportivas que se desarrollan cada día tanto en tierra como en el mar. La gran afluencia de visitantes puede llegar a comprometer la conservación del especies como el águila pescadora, especialmente en el periodo de cría, entre los meses de enero y agosto, ocasionando molestias que pone en peligro su éxito reproductor”, indicó la titular del área.

En los últimos seguimientos realizados sobre el águila pescadora, se ha constatado que su situación es extremadamente crítica, según informan los técnicos del Área. Estos acantilados son uno de los pocos lugares de Canarias donde se reproducen. Dos parejas lo hicieron en 2018 y tan solo una en 2019.

Entre las recomendaciones generales que se hacen a la población se solicita  evitar hacer ruidos fuertes y usar megafonía, mantener una distancia de 250 metros de la costa y no fondear en las calas o al pie de los acantilados, hacer senderismo y otras actividades afines fuera de  las zonas de mayor fragilidad, etc.