Se trata de la puesta en marcha de la segunda parte de la actuación, que afectará a 430 metros de esta vía ubicada en la Reserva de la Biosfera

El Consejo de Gobierno del Cabildo Insular de Tenerife ha aprobado recientemente la propuesta del Área de Medio Natural y Seguridad, que dirige la consejera Isabel García Hernández, para la realización de la segunda parte de las obras del camino El Tomadero, en el Parque Rural de Anaga, y que se realizan a partir de un convenio firmado con el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. Estas actuaciones tendrán un presupuesto de 409.820 euros, de los cuales el 63% es aportado por el Cabildo insular, concretamente 259.820 euros. El Cabildo ha incluido este presupuesto en el Plan de Reactivación de la isla de Tenerife.

“Estamos frente a la segunda separata de un proyecto que se compone de tres partes, que concretamente, afectará a unos 430 metros, y que ejecutará la empresa pública TRAGSA, y que consistirán en la ampliación de la plataforma, la ejecución de muros de gravedad de contención del terraplén, la pavimentación mediante hormigón coloreado, además de la ejecución de cuneta de desmonte y la instalación de sistemas de contención de vehículos, según consta en el proyecto”, ha indicado la consejera de Medio Natural, Isabel García.

“El Parque Rural de Anaga es un espacio en el que convive la protección del medio natural con los usos agrícolas y ganaderos tradicionales, además Reserva de la Biosfera, por lo cual hay que mantener en el mejor estado posible de conservación y facilitar a las personas que habitan allí seguridad adecuada para realizar sus labores diarias”, apuntó la consejera.

El camino El Tomadero se encuentra situado dentro del espacio natural protegido Parque Rural de Anaga, por tanto es competente para su gestión el Cabildo de Tenerife. Estas intervenciones mejoran las comunicaciones existentes entre el núcleo de Jardina y una importante bolsa de suelo agrícola ubicada en el Barranco de Tahodio.

El camino presentaba una sección muy estrecha y un firme de tierra arcillosa, con zonas de elevada pendiente y cárcavas que dificultan el acceso en época de lluvias. De esa forma, la pista quedaba intransitable para el tráfico rodado en condiciones de seguridad