“El Teide es de todos y su conservación también debe ser una preocupación común”. Con estas palabras, el presidente del Cabildo, Carlos Alonso, recordó hoy [miércoles 28], día en que se conmemora el décimo aniversario de su declaración como Patrimonio de la Humanidad, la responsabilidad “que tenemos todos” de inculcar en “nuestros ciudadanos más jóvenes” el cuidado y mejora del entorno del Teide que es –aseguró- “el mejor aula natural para la enseñanza y el aprendizaje de los valores medioambientales”.

Uno de los retos que se ha marcado el Cabildo es aprovechar los valores del Teide como laboratorio de estudio y aula de naturaleza, “donde las nuevas generaciones, esas que estamos preparando para el Tenerife de 2030, puedan aprender de primera mano las particularidades de este enclave volcánico”, señaló el presidente.

Presentación del libro Vivencias en la Cumbre

Otro de los retos tiene que ver con la importancia de la sostenibilidad del Parque, teniendo en cuenta la presión de visitantes que recibe a diario. Para Alonso, “este alto nivel de visitantes no debe alterar los valores de este espacio natural tan querido por todos sino que debemos seguir cuidándolo y extremar las medidas para su conservación. En esa línea, trabajamos con la participación de toda la ciudadanía”.

Desde que hace dos años el Cabildo asumió las competencias en materia de gestión y conservación del Parque Nacional, el objetivo ha sido poner en valor el Teide y su entorno como el principal recurso natural de Tenerife. Carlos Alonso, recordó que se está haciendo con el acuerdo de todos los grupos de la Corporación insular.

“Debemos ponernos de acuerdo para rentabilizar servicios que podemos ofrecer a los visitantes y que servirán para complementar la financiación que vamos a dedicar a la conservación y mejora de este espacio natural (3,1 millones destinados en 2017 para inversiones a realizar por el Cabildo). Nuestra intención es poner en marcha determinados servicios que generen valor a la visita, diferenciando entre los residentes y los que no lo son”, explicó. Estos servicios van desde las visitas guiadas a la mejora de la vigilancia de los aparcamientos, entre otros.

El presidente añadió que el Cabildo tiene ideas y proyectos “que estudiaremos y pondremos en marcha con el respaldo de todos los que formamos el Cabildo y la sociedad de Tenerife, a través de un proceso de consulta ciudadana”. El objetivo es generar servicios de valor añadido que permitan, con los ingresos que se obtengan, mejorar el estado de conservación del Parque.

“El Teide marca a los que vivimos aquí y nos hace sentir orgullosos de pertenecer a una tierra única e inalterable, seña de identidad de nuestro origen volcánico e isleño”, concluyó Alonso.

Una relación a través del tiempo

Coincidiendo con la celebración del décimo aniversario de la declaración del Teide como Patrimonio de la Humanidad, el Cabildo acogió hoy la presentación del libro Vivencias en la cumbre, que ofrece una visión personal, a través de un interesante contenido literario y de una amplia muestra fotográfica, de la relación entre el hombre y el Teide a través del tiempo.

Esta obra, cuyos autores son Montse Quintero (fotografías) y Juan Antonio Núñez (textos), forma parte del programa Teidelab que promueve proyectos de tipo científico y cultural en el Parque Nacional para convertir este paraje en el mayor laboratorio de Europa al aire libre.

El presidente del Cabildo, Carlos Alonso, señaló que, más allá de sus 3.718 metros de altura y de las 18.990 hectáreas, “la verdadera grandeza del Parque reside en la capacidad que ha tenido de influir en la vida de quienes a lo largo de la historia han vivido bajo sus faldas y de quienes hicieron de aquellos territorios difíciles su medio de vida y subsistencia”.

Alonso recordó que desde el siglo XVII, “han sido incontables las personas que de diversas procedencias se acercaron hasta aquí atraídas por la curiosidad científica, el ansia de aventura o simplemente por la mera contemplación de la singular belleza de este paraje”. También puso en valor el “profundo sentimiento que la gente de esta tierra ha tenido hacia su Padre Teide” que, por suerte –dijo- “el Cabildo tiene ya el honor y la responsabilidad de gestionar y preservar”.

Para Montse Quintero, coautora junto a Juan Antonio Núñez de este libro, Vivencias en la cumbre es un resumen visual comentado, capaz de transportar al lector a través de las imagenes y los textos a un pasado en las cumbres de Tenerife. “Son historias cotidianas de antiguos a azufreros, neveros, arrieros, colmeneros, carboneros, pastores, expedicionarios o gente corriente que ha sabido aprovechar y disfrutar de ellas.  Personajes ilustres pero sobre todo personas anónimas que juntos han ido escribiendo nuestra historia y que lejos de olvidar debemos dar a conocer a través de nuestros jóvenes, valorando lo que nuestros mayores nos pueden enseñar”, explica.

El libro se estructura en cinco bloques:

El camino al Teide. La ruta utilizada, habitualmente, por quienes pretendían ascender al Teide durante los siglos XVIII y XIX y principios del XX discurría en buena parte sobre el denominado camino de Chasna y se iniciaba en La Orotava a Los Realejos para terminar en la cumbre del volcán.

Los recursos de la cumbre. Desde la época prehispánica, el hombre ha explotado los recursos naturales de Las Cañadas y el Teide. Primero fue la ganadería y la apicultura; más tarde la extracción de azufre, hielo y pómez, el aprovechamiento de leña y retama, el carbonero y, actualmente, es el turismo.

Construcciones de ayer y de hoy. En la cumbre se han levantado distintas construcciones. Unas, para servir como alojamiento y otras, para facilitar el desarrollo de las actividades que allí se realizaban y se realizan. Muchas permanecen pero de otras no hay ni vestigios.

Protagonistas en las cañadas. De entre los miles de personajes que han estado presentes aquí se recoge la semblanza de unos pocos, de cuya presencia en la cumbre hay constancia gráfica.

Vivencias en primera persona. Relato directo de las particulares vivencias de un grupo de ocho personajes que, como otros muchos, han dejado constancia escrita de su experiencia, de los sentimientos y de las emociones que en ellos despertó su presencia en las cumbres de Tenerife.